Terminé las 39 vueltas al sol
Y sí, lo que viene siendo otro año más, estaba pensando en el significado del 39. Lo desconozco. A estas alturas aún tengo que reducir el 39 en 3+9 y quedarme en 12, que en el tarot es el colgado, un personaje que aún estando atado de una pierna y en sentido invertido, en su cara no se muestra malestar. Está así por que quiere estar.
Ese soy yo.
Han pasado varios años desde que esto de la numerología estaba muy presente en mi vida, sin embargo este año en Francia me compré un tarot. Para poco, quizás por entretenimiento.
Cambió el cuento caperucita, soy padre, responsabilidades y aunque entiendo ahora a mis padres… soy yo el que no entiende a sus hijos. Vida.
El trabajo cada vez está dejando de ser una parte importante en mi vida, supongo que todo viene dado por la necesidad de dinero y la verdad, es que el dinero no me atrae, me gusta ganarlo, me gusta inventar y desarrollar nuevas formas de ganarlo, pero en sí, el dinero no me atrae.
Es el poder, ese de decir -hoy no trabajo- ese de decir, me voy, me lo compro, te llevo, te ayudo, te jodes. Por que el poder es tener libertad de decisión. Como leí hace tiempo en un libro, el hombre libre, es aquel que toma sus propias decisiones, por eso un esclavo es lo que es.
39 años, fisicamente podría estar mejor, pero aún puedo pegarme una carrera de 30 o 40 minutos sin ahogarme.
Llueve, hacía tiempo de sequía. La tierra ha de empaparse, que la vida ha de florecer y sin agua está complicada la cosa.
¿Hablando del tiempo? ¿Ya no tengo nada que contar? ¿Teniendo 3 hijos? Quizás sea un bonito recuerdo contarle a mis hijos como un día como hoy, que aunque les dedico tiempo, no siempre tengo ganas de dedicárselo, que me da miedo no ser un buen ejemplo para ellos y que espero que el día de mañana pueda ser a alguien a quien acudir en confianza cuando tengan algo que compartir conmigo. Bueno y malo.
Sigue pasando el tiempo, aquello que quería apenas es un rumor en la lejanía, la música, la siento, pero se sigue alejando -si es que puede alejarse más- el trabajo, desde mi punto de vista conseguida la meta, estar a media jornada y cobrando un sueldo completo. Más proyectos, más historias, ¿más qué? Tiempo.
Este año ha sido muy duro, pero también el crecimiento ha sido monumental. Nueva casa, nueva empresa, nueva forma de tomarme las cosas, nueva relación con mi socio de hace 10 años, la verdad que miro para atrás y pienso en descanso y eso que este verano he estado 6 semanas de vacaciones, aún tengo semanas que tomar, pero… ¿Descansar de qué? Sinceramente lo desconozco.
Es como hastío, me pongo a leer libros que me gustaron, ganas de escribir, sin saber cómo empezar y sin ánimo para que me ayuden, me miro y me veo como el resto de la gente… suena feo, pero siempre me he sentido especial, aún me siento así, pero la realidad es que mantener esa mentira me consume.
Este texto va a parecer muy de bajona, pero -y ahora viene la excusa- llevo varios días de camino al fondo. No estoy mal, solo cansado.
Cumpliendo metas cuando había para cumplirlas y ahora cuál? Quizás eso es lo que me falta, tener un objetivo a por el que ir, ¿pero desde cuándo necesito mirar a futuro y no sentirme presente? Me alejo del sitio, me alejo del tiempo.
Y vuelvo a ser yo, pasan los años, 39 y en esencia me siento igual, solo cambia mi cuerpo, sonrío al escribir esto. Siento la picardía en mi, siento y me estremezco de verme a mi mismo, de saber que sigo estando aún cuando me alejo, sigo sin irme.
Quizás solo escuchar un poco más a esa parte de mi que pasa de lo externo y me hace sentir mejor. Que hablen, sí, que hablen lo que quieran, que me critiquen, que me señalen con el dedo, que me acusen de loco o de lo que quieran, al final, el que se tiene que aguantar toda la vida soy yo mismo ¿no?
Me despido con este ánimo. Quiero seguir escribiendo, seguiré avanzando.